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miércoles, 28 de marzo de 2012

Don Amancio Ortega: Master en excelencia empresarial (II)

En plena posguerra, cuando Ortega tenía doce años, asistió a un hecho muy habitual en la época. La tienda de barrio de toda la vida dejaba a su madre sin crédito y sin poder realizar la compra. Durísima experiencia para un niño, ver cómo tu propia madre no es capaz de conseguir poner el pan en la mesa por la dureza de la posguerra y la crisis económica. Aquí es dónde la madera y afán de superación te hacer apretar los dientes, cerrar los puños y jurar que nadie de los tuyos volverá a pasar por una situación similar nunca.

A partir de aquí, Amancio Ortega supo que tenía que trabajar duro desde aquel preciso instante y ayudar en su familia, al igual que hicieron muchos otros españoles que abandonaban el colegio siendo casi niños para conocer la dureza de la vida laboral. La camisería Gala en A Coruña fue su primer empleo, destacando por ser el chico para todo. Desde limpiar los cristales, a atender el mostrador le dieron el sello de eficiencia y responsabilidad necesario para saltar a tiendas de más y mejores sueldos con 17 años.

Con el cambio de empleo a la tienda de La Maja, Amancio Ortega comenzó a aportar ideas al negocio y los dueños a tenerlo en cuenta, tanto a él como a sus hermanos. Y en este punto, es dónde se diferencian los emprendedores del resto de las personas, porque la sangre te hierve, la cabeza te bulle y tu cerebro no para de explorar nuevas expectativas e iniciativas. Amancio Ortega no quería entregar ese activo y esa capacidad a otros para que lo aprovecharan y con solo 23 años, en 1963, decide independizarse por su cuenta y dar el gran salto al mundo empresarial.

Amancio Ortega había aprovechado sus diez años como empleado para conseguir una verdadera red de contactos. En su paso por las dos tiendas, había conseguido conocer a los fabricantes catalanes, los sistemas de distribución y hacerse un nombre entre el comercio textil gallego. A este cóctel se le suma un buen carácter comercial y el emprendedor tiene las bases necesarias para establecerse por su cuenta. ¿Cón qué producto? Con las batas de boatiné y con una empresa familiar de cuadro típico de los años 60.
Los años 60 fueron los años de la apertura exterior del país, la emigración expulsaba a muchos fuera de nuestras fronteras y otros, como Ortega, decidían arriesgar contra viento y marea para quedarse en Galicia. Amancio Ortega, su primera mujer, Rosalia Mera, su hermano Antonio y su cuñada, se establecen por su cuenta.

domingo, 25 de marzo de 2012

Don Amancio Ortega: Master en excelencia empresarial (I)

Vamos con una historia más actual de lo que acostumbro en este blog.

Hace unos días publicó la lista de los hombres más ricos del mundo,  y en la quinta posición encontramos a Don Amancio Ortega. Este leonés, aunque gallego de adopción, atesora nada menos que 37.000 millones de dólares.

Es el caso paradigmático de un hombre hecho a sí mismo, inteligente, humilde, observador. Un hombre ejemplar, digno de admiración y que no es un multimillonario al uso. Es la diferencia entre el ser y el pretender.

Mientras que otros millonarios disfrutan siendo “adorados”, y buscan la mayor notoriedad posible, Don Amancio es todo lo contrario. Su discreción es absoluta, y durante muchísimos años nadie conocía su imagen y no existían fotos suyas. Hasta que un día, con motivo de la salida a bolsa de Inditex, decidió sin previo aviso ni motivo aparente, publicar su foto en las cuentas anuales de su empresa.
Incluso cuando el príncipe Felipe acudió a las instalaciones de Inditex en A Coruña, lo recibió en su despacho para evitar que apareciesen fotos del encuentro. Otros habrían aprovechado para posar sonriente orgulloso de poder codearse con altas personalidades.

Don Amancio podría tener todo lo que quisiera comprar, pero sabe disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como un simple paseo a la orilla del mar.
Un hombre tranquilo, satisfecho con el éxito alcanzado, pero que no necesita exhibirse continuamente en los medios, buscando una mayor notoriedad.

domingo, 18 de marzo de 2012

Almirante Blas de Lezo: un héroe olvidado


Para finalizar esta serie de post dedicados a la batalla de Cartagena de Indias y al almirante Blas de Lezo, aquí os dejo una breve biografía de este intrépido militar.

Nació en 1689 en la localidad guipuzcoana de Pasajes, dentro del seno de una familia de ilustres marinos. Con sólo 12 años, De Lezo se enrola como guarda marina a las órdenes del Conde de Toulousse.
Al poco tiempo estalla la Guerra de Sucesión que enfrenta al Archiduque Carlos de Austria y a Felipe de Anjou. Frente a las costas de Vélez-Málaga, Blas de Lezo resultó herido, siéndole amputada la pierna izquierda con sólo 15 años y sin anestesia. Se cuenta que el joven Blas no profirió lamento alguno, y ese mismo año sería ascendido a Alférez.

Tras varias proezas en las que apresaron distintos barcos británicos en el mediterráneo, en 1706 se le encarga aprovisionar a los sitiados de Barcelona. Se le asigna una pequeña flota para burlar a los barcos británicos que asedian la ciudad. De Lezo se ayuda de paja ardiendo y carga sus cañones con material incendiario para ocultar a los navíos españoles que pudieron romper el cerco y abastecer la ciudad.
En 1710, al mando de una fragata apresa 11 navíos británicos, entre ellos el Stanhope, que lo triplica en fuerzas. Los buques españoles solían maniobrar hasta quedar a una distancia suficiente para abordar al enemigo con garfios, tras lo cual entablaban batalla cuerpo a cuerpo. De este modo conseguían apresar navíos de mayor potencia de fuego.

Defendiendo la fortaleza de Santa Catalina de Tolón resulta de nuevo herido, perdiendo la visión del ojo izquierdo. En 1713 fue ascendido a capitán de navío, y en 1714 quedó inválido del brazo derecho, heridas todas ellas que le valieron a los 25 años los sobrenombres de patapalo o mediohombre. Sólo un año más tarde, da un ejemplo de superación de las limitaciones físicas y rescata Mallorca sin un sólo disparo.

Tras 10 años en que fue enviado a limpiar de piratas los Mares del Sur (Perú), en 1930 regresa a España y se le encomienda recuperar dos millones de pesos que adeudaba a la Corona Española la República de Génova. De Lezo se persona en la ciudad con seis navíos, y enseñando un reloj fija un plazo para devolver el dinero bajo amenaza de cañonear la ciudad. El pago es realizado antes de que concluya el plazo dado por el héroe español y los genoveses rinden tributo a la bandera española.

jueves, 15 de marzo de 2012

Batalla de Cartagena de Indias (y V)


El Castillo de Manzanillo defendido por unos criollos no caía pese a un bombardeo inmisericorde y brutal de muchos grandes veleros de línea. Vernon resolvío que con un ataque de infantería se lo tomarían sin dificultad, pues estaba casi en ruinas.

Pero los criollos dispararon con artillería cargada de metralla que tenían escondida y mataron 200 británicos en un instante. Esto desmoralizó la tropa de asalto británica y ya nadie quiso exponerse contra ningún baluarte o muralla, por fácil que pareciera.

Los británicos empezaron a caer al suelo súbitamente y morir en poco tiempo sin que les diera ninguna bala. Las guerrillas se envalentonaron por todas partes.

El Virrey y el Almirante Español tenían muchas dificultades en contener a los arrojados y alocados que querían hacer salidas galantes, desde el Castillo de San Felipe o desde la ciudad fortificada.
Como militares de gran experiencia en Europa, de gran madurez, sensatez y juicio, sabían que esto no aportaba nada a una victoria que ya era completamente clara. Y su deber era proteger a sus defendidos aún de sí mismos. Además ya temía la plaza el contagio de enfermedades que tenían los sitiadores.

No se citan en el Diario del sitio de Cartagena otras acciones más costosas en vidas británicas, pues carecen de la espectacularidad del Galicia, de Manzanillo y de las Guerrillas. Que además prueban el valor y la contribución de los granadinos no Españoles.

Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero tienen que quemar 5 veleros por falta de tripulación. En el camino a Jamaica hunden otro velero y cada barco parece un hospital improvisado.

martes, 13 de marzo de 2012

Batalla de Cartagena de Indias (IV)


Cuando ocurrió la acción decisiva de 1741, que fue el asalto al Castillo de San Felipe de Barajas, a las 3 am del 20 de abril, hacía exactamente 35 días que los cañones británicos disparaban sobre los defensores de la ciudad y sus fuertes.

Algunos autores de la época ponen el número de muertos en la Noche Infernal en unos 2,000. Otros dan 800 o 1,000. De todos modos esta fecha fue decisiva en el desarrollo de la batalla, y por consiguiente, de la historia de los años siguientes.

La cifra total de británicos muertos en los combates en Bocachica, los navales, y del interior de la Bahía, el asalto a otros fuertes y el fatal de San Felipe posiblemente ya elevaban la cifra a un valor muy considerable, quizás 3,000 o 4,000, un poco después del asalto.

Ya había comenzado una epidemia de cólera que habían traído en sus buques los británicos. Los Españoles lo sabían desde hacía unas semanas y se extrañaban al oír hablar de esa enfermedad tan insólita. Ya temían a los británicos como contagiosos.

Viene un tiempo absurdo de un mes, en que los británicos permanecen en Cartagena de Indias sin objetivos claros. Se podían haber salvado muchos británicos partiendo ya, o pidiendo ayuda médica y provisiones a los Españoles y reconociendo su error y su derrota. Y en lugar de ello desafían al destino, quedándose para morir en mucho mayor número.

sábado, 10 de marzo de 2012

Batalla de Cartagena de Indias (III)


Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de infantería de marina de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad: el Galicia que era la nave Capitana, el San Felipe, el San Carlos, el África, el Dragón y el Conquistador.

Este pequeño contingente está dirigido por hombres decididos a defenderse hasta la muerte: el Virrey Sebastián de Eslava, Almirante de los Reales Ejércitos con larga experiencia militar, y bajo su mando, pero en el mar, el célebre Almirante de la Armada D. Blas de Lezo, lobo de mar que ya ha participado en 22 batallas y expediciones navales perdiendo la pierna y el ojo izquierdo en Málaga y Toulon y quedándole lisiada la mano derecha en Barcelona. Seguían en la jerarquía el Mariscal de Campo D. Melchor de Navarrete, Gobernador de la ciudad, a cuyo cargo quedó la parte administrativa y el abastecimiento de víveres, y el Coronel D. Carlos Des Naux, Ingeniero militar y Director de obras de fortificación, quien actuó primero como Castellano del Castillo de San Luis de Bocachica y luego como Castellano de San Felipe de Barajas. Aunque con algunas discrepancias de criterio en materia estratégica entre Blas de Lezo y el Virrey los cuatro hombres lograron por fin unificar su acción baja la dirección de Eslava y resistir a pie firme el embate de los ingleses.

La batalla nocturna decisiva que ocurrió la noche del 19 al 20 de abril de 1741 cuando los británicos trataron infructuosamente de tomarse el Castillo de San Felipe de Barajas (o de San Lázaro) y sufrieron pérdidas muy graves.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Batalla de Cartagena de Indias (II)


En Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la “guerra de la oreja de Jenkins”. Planean tomar la ciudad donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, Cartagena de Indias. Su objetivo era dominar el comercio en el Caribe y, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson que con el navío Centurión y seis buques más acosaba las colonias del Pacifico Sur, aniquilar el imperio español en América. Pero Anson, fue perseguido por la escuadra de José Pizarro, cuando intentaba pasar al Pacífico. Uno de ellos, el Wager se estrelló en las costas de Chile. Dos dieron media vuelta y regresaron a Inglaterra. Tres de ellos consiguieron pasar al Pacífico: El Centurión, con la insignia del propio Anson, el Gloucester y el Triall. Solamente el Centurión consiguió regresar a Inglaterra.

Aunque el origen de la guerra fue la rivalidad comercial entre las dos potencias, la causa inmediata de la confrontación fue un incidente cerca de la costa de Florida, cuando el capitán de un guardacostas español, Juan León Fandiño, interceptó el Rebbeca al mando de Robert Jenkins y le hizo cortar a éste una oreja; después de lo cual le liberó con este insolente y atrevido mensaje: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Este suceso enardeció a la opinión pública inglesa y dio lugar a que su Gobierno, presidido por su Primer Ministro Mr. Walpole, declarara la guerra a España presionado por comerciantes de la City que apetecían la conquista de nuevos mercados.

lunes, 5 de marzo de 2012

Batalla de Cartagena de Indias (I)


Una de las primeras historias que conté en este blog fue la del gran Sitio de Malta, como ejemplo de un acto de heroísmo escasamente agradecido por todo un continente, el europeo, que podría haber visto como cambiaba sustancialmente su historia de no ser por aquellos valerosos caballeros.

Y en la historia española hay casos aún más sangrantes, ya que, mientras en la mayoría (por no decir la totalidad) de los países se ensalzan y magnifican sus victorias y se obvian sus derrotas, en España ocurre todo lo contrario.
Todo el mundo ha estudiado la derrota de la denominada Armada Invencible, pero pocos han oído hablar de la derrota infringida a la misma armada inglesa al año siguiente, o de la épica victoria conseguida en la batalla de Cartagena de Indias, una vez más ante los ingleses, o de otras muchas victorias que evidencian nuestro poderío naval, que algunos se niegan a reconocer.

Pues a esta batalla de Cartagena de Indias y al Almirante Blas de Lezo y Olavarrieta voy a dedicar esta entrada de mi blog (y las siguientes).